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Una nueva generación en los materiales para el transporte

Las transformaciones que experimentamos las personas en nuestros usos y costumbres suelen ser por lo general una respuesta inducida por otros cambios más profundos que ocurren a cada momento a nuestro alrededor. Yen el origen de esa cadena de cambios encontramos siempre un impulso del conocimiento que germina en avances de tipo científico y tecnológico. Esta secuencia de efectos la hallamos también en el mundo de los materiales que se emplean en la fabricación de medios de transporte, y especialmente en el segmento de la industria automovilística y aeronáutica, protagonistas probablemente en los últimos 100 años de la carrera de innovación más fructífera nunca conocida y que se retroalimenta de su propio éxito. Sin embargo, lo que estamos viendo en estos albores del siglo, es que esos nuevos materiales están arraigando en los procesos de fabricación de otros medios de transporte más pesados, como los que representan la industria ferroviaria o naval, cuyos avances se habían limitado hasta ahora principalmente al campo de la propulsión.

Básicamente, lo que busca la industria del transporte con la nueva generación de materiales es reducir el peso de los vehículos y las naves e incrementar la eficiencia de los mismos, de tal manera que puedan ver aumentada su capacidad de carga sin que ello conlleve necesariamente un incremento extraordinario en el consumo de combustible. Adicionalmente, la industria del transporte ha puesto su objetivo en la consecución de unos materiales más duraderos, que permitan una reducción del mantenimiento preventivo por parte de sus operadores -lo que es sinónimo de seguridad y reducción de costes de explotación-, y aporten además un plus de confort a los usuarios, ya sea en forma de unos acabados interiores más atractivos o unas texturas y colores más agradables.

Pues bien, en esta gran revolución que se está perpetrando actualmente en la generación de materiales, y que influye decisivamente en la aparición de nuevos sistemas de construcción y soluciones técnicas en la industria naval y del ferrocarril, el llamado honeycomb o nido de abeja, como Alunid, está empezando a jugar un papel decisivo. De hecho, se trata de un material que ya se venía empleando en la industria aeronáutica, pero que en los últimos tres o cuatro años ha empezado a irrumpir con fuerza en el transporte pesado. Ejemplos de esta generación de materiales son los paneles Larcore, cuya creciente utilización se explica por sus excepcionales características de ligereza, resistencia y larga duración, lo que equivale inequívocamente a unos menores costes de producción y explotación.

Si por un lado es el núcleo de nido de abeja el que dota a estos materiales de sus excepcionales condiciones de resistencia, su producción en continuo presenta la triple ventaja de proporcionar unos precios más competitivos de cara al mercado, una calidad uniforme y la posibilidad de fabricación en grandes dimensiones. Requisitos todos ellos en los que está presente la necesidad de estandarización y normalización que impera tanto en los procesos de fabricación como en la selección de los componentes técnicos. De esta manera, cada día asistimos a su creciente utilización en buques y trenes y dentro de un amplio catálogo de aplicaciones que va desde suelos y techos hasta mamparas divisorias y puertas.

Precisamente, en la última reunión en Madrid del Rail Group, la plataforma que reúne a los fabricantes de trenes y componentes ferroviarios más importantes del mundo, la compañía 3M presentó un prototipo de vagón construido con paneles Larcore de Alucoil. Fue todo un ejemplo de la nueva tendencia que empieza a imponerse en esta industria con el empleo de materiales avanzados, y que fabricantes tan importantes como Talgo o CAF, por citar sólo dos compañías señeras españolas, han comenzado a adoptar en sus nuevos modelos. Pero también en la industria naval, los casos se van multiplicando. De hecho, en los dos buques para cruceros más grandes del mundo, actualmente en proceso de construcción en astilleros franceses y alemanes, con más de 360 metros de eslora cada uno, se ha elegido este material para la construcción de sus interiores.

En consecuencia, una nueva y revolucionaria generación de materiales, tecnológicamente muy avanzados, ha hecho su irrupción en la industria del transporte y está en disposición de acreditar numerosas ventajas tanto para empresas operadoras como para usuarios. Las primeras se verán directamente beneficiadas por un incremento de su eficiencia, lo que se traducirá en ahorros de todo tipo, desde el punto de vista de la explotación y el mantenimiento, sin renunciar ni un ápice a la calidad y la seguridad en el transporte. Y los segundos podrán disfrutar de ambientes más atractivos y confortables, lo que sin duda también redundará en experiencias de usuario mucho más gratificantes.

Por último, vale la pena subrayar que en esta carrera por la innovación en el transporte, España, sobre todo en lo que es el sector ferroviario, está hoy muy bien posicionada. No sólo contamos con algunos de los fabricantes más importantes del mundo en este negocio, sino que además nuestro país alberga a algunas de las empresas proveedoras de materiales avanzados que son actualmente referentes mundiales en este campo. Sin duda, todo un ejemplo para una economía como la española, que mira hacia el exterior como fórmula de futuro para poder sobrevivir.

Clemente González Soler

Presidente del Grupo Alibérico

Ver Revista:

http://s01.s3c.es/pdf/6/2/62e6e73c1d2dbc9d6644dabb13970de4_transporte.pdf

(páginas 20 y 21).